(15 de julio de 2019 – WALO Radio) – Tras las exigencias de la renuncia del gobernador Ricardo Rosselló desde Puerto Rico, Nueva York y España, el obispo de la Diócesis de Caguas y administrador apostólico de la Diócesis de Fajardo-Humacao, Eusebio Ramos Morales, describió el chat de Telegram como “inaudito que merece el más firme rechazo de todo el país”.
Dijo que “estas actitudes y acciones no generan un ambiente apropiado para el servicio” por parte de entes privados subcontratados y funcionarios del gobierno central.
“Recurrir a difamaciones, confabulaciones, ‘marqueteo’ y a burlas ante realidades de dolor y sufrimiento de tantas personas, es inaceptable y manifiesta inmadurez e incapacidad para enfrentar los difíciles problemas que tenemos como pueblo puertorriqueño”, puntualizó el obispo de Caguas en declaraciones escritas sobre la mensajería antiética del primer mandatario.
Ante los múltiples comentarios en la isla de la falta de credibilidad hacia el gobierno, el administrador apostólico de la Diócesis de Fajardo-Humacao solicitó a funcionarios de Cámara y Senado “a dejar a un lado las ideologías partidistas y los intereses personales” en la toma de decisiones.
“Es urgente devolver al país la confianza y la seriedad en sus procesos de gobernanza. A la luz de los últimos acontecimientos, les exhortamos a tomar decisiones serias y valientes por el bien de este pueblo”, añadió.
Carta del monseñor Eusebio Ramos Morales suministrada a WALO Radio:
“A todos los hombres y mujeres de nuestro querido Puerto Rico:
Es indiscutible que estamos inmersos en un momento álgido y de mucha tempestad en la ejecución gubernamental. Los recientes acontecimientos de arrestos por escándalos de corrupción y la revelación del uso de redes sociales de parte de altas esferas de gobierno para mancillar derechos, dañar la integridad de personas particulares y manipular procesos medulares de gobernanza, es algo inaudito que merece el más firme rechazo de todo el País. Recurrir a difamaciones, confabulaciones, “marqueteo” y a burlas ante realidades de dolor y sufrimiento de tantas personas, es inaceptable y manifiesta inmadurez e incapacidad para enfrentar los difíciles problemas que tenemos como pueblo puertorriqueño. Estas actitudes y acciones no generan un ambiente apropiado para el servicio a nuestra gente. Estos acontecimientos han sumido al País en un momento delicado en su vida política y han suscitado una realidad gubernamental que crea incertidumbre e indignación, de forma generalizada, en este pueblo.
Por esto, solicitamos de nuestros líderes políticos la mayor cordura y sentido de responsabilidad para responder al País y al bienestar de su gente, dejando a un lado las ideologías partidistas e intereses personales. Como líderes y servidores públicos deben tener presente que el bien común, la justicia social, el respeto a la vida e integridad humana, y los valores que nos definen como personas y como pueblo, no son negociables. Es urgente devolver al País la confianza y la seriedad en sus procesos de gobernanza. A la luz de los últimos acontecimientos, les exhortamos a tomar decisiones serias y valientes por el bien de este pueblo.
A nuestro pueblo, le invitamos a tener la calma, actuar con prudencia y evitar manifestaciones violentas que denigren la dignidad de cualquier persona durante esta coyuntura histórica. Es momento de profunda reflexión y evaluación para enfrentar con determinación las razones que nos han llevado al momento actual. Aprovechemos la oportunidad para darle un giro nuevo a nuestra historia de pueblo, pero, debemos hacerlo afirmándonos en los valores y principios de la justicia y del bien común que todos añoramos como sociedad puertorriqueña.
El respeto y el amor a la dignidad de cada persona, siempre, deben estar presentes en lo más profundo de nuestros corazones. El “mandato de caridad abraza a todas las dimensiones de la existencia, todas las personas, todos los ambientes de la convivencia y todos los pueblos”, EG 181.
Igualmente, invitamos a nuestros pastores y agentes pastorales, en las comunidades cristianas, a la reflexión y a la oración para analizar la situación actual. Debemos responder desde la fe y la responsabilidad social de todos. Cuando están en juego la confianza en las instituciones y la integridad de los servidores públicos que hemos elegido, democráticamente, todos estamos llamados a una profunda revisión en nuestra convivencia de pueblo. La recuperación de la confianza y la sanación de los procesos de gobernanza se hacen urgentes y estamos llamados a participar para abrir nuevos caminos de esperanza en nuestra tierra puertorriqueña. ¡Qué la Virgen María, Madre de la Divina Providencia nos muestre a Jesús y nos oriente hacia un futuro lleno de fe y de esperanza en esta tierra puertorriqueña! “ his